miércoles, 8 de octubre de 2008

Psicodélica star de la mística de los pobres...

Estaba claro que yo pensaba seguir en mi posición de frialdad inamovible, mirando para otro lado, haciendo de cuenta que no me había percatado de que se había acercado, de que había clavado su mirada en mí y de que estaba bailando increíblemente sensual a un metro de mi cuerpo.
Pude sostener toda esa indiferencia forzada hasta que sentí su mano deslizarse por mi espalda, como si un hielo cayera por mi columna y terminara en mi cintura, erizándome la piel, provocándome un escalofrío digno de una descripción de Cortazar.
Me di vuelta y ella estaba ahí, con sus ojos verdes que sobresaltaban por la luz de neon, su piel blanca, su pelo enrulado y su boca, la manzana del averno.
Bailamos, nos miramos, reímos, dijimos apenas un par de palabras, cegadas por el deseo, los nervios, la incertidumbre. La hora de partir había llegado, y con ella, algún indicio de que íbamos a volver a vernos.

M
Anotá mi cel.

Sin pensar, sin saber que hacer ni decir, saqué mi celular y obedecí su orden. Se podía leer a diez metros mi rostro de felicidad, mezclado con miedo, sorpresa y confusión.

Para no parecer desesperada tardé tres días en mandar un mensaje. Un mensaje que fue contestado a las dos semanas, cuando casi había olvidado la existencia de que aquella mujer que desordenaba mi mundo.
A partir de ahí comenzamos una relación de amistad, aunque mis declaraciones esporádicas de amor no me dejaban usar esa palabra. Por su lado, ella sabia como conquistarme, y sobre todo, que yo quería que lo hiciera.
Nuestras charlas se extendían hasta las seis de la mañana, cuando el sol empezaba a filtrarse por los vidrios de la casa y nuestros ojos dejaban de soportar la brillante pantalla del msn.
Tazas de café al lado de la computadora, apuntes de la facultad intactos, desvelos y preguntas incomodas que por mi inexperiencia con mujeres no podía evitar hacer.

Desde el primer momento pensé que esto seria un capricho, un desliz, una prueba de la vida, una aventura impostergable. Pero con el pasar de los días me vi envuelta en un velo de confusión, neblina y celos (provocados por la reina del sexo lésbico) que me hicieron pensar en una posibilidad que había descartado: me estaba convirtiendo en gay, lesbiana, torta, bollera.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

y ahora?

(si, yo soy la impaciente de siempre, no puedo cambiar eso de mi)

Notengo dijo...

te convertiste? o te diste cuenta de que eras? that is the question. quedo a la espera de la próxima entrega.

me gusta mucho cómo redactás.

Hagamos Ohm dijo...

Estamos todos atrapados con la historia!! y viene en cuotas!! snif ;)

Ernestina dijo...

ladyjojo: jaja ya vendran mas post, aunque decidi que solo un par...

constanza: al principio pense que me habia convertido, despues que me habia dado cuenta (o sea que era posible que siempre lo haya sido). hoy, las cosas son diferentes.. ya te vas a enterar por que..

hagamos ohm: y si! imaginate si tuviera que contar todo en un solo post!! :P. gracias :D

Capitan de su calle dijo...

Esta historia empieza a engancharme.
Sobre todo porque no quiere mostrar ni mas ni menso que lo que muestra.
Y sobre todo es una historia de amor. No se idilios ni aventuras.
Una historia de amor real. Eso es dificil.

te felicito y claro, sigo leyendo.

Besos

ojo vidrioso dijo...

siempre me sonaron raros los juegos e seducció tn latgos..

De todas ormas, parece que valió la pena y qeu isfruaste del propio juego.

Besos

Roxana Laura Ronquillo dijo...

Ernestina: No te pongas etiquetas... Nada de hetero-homo-gay-lesbiana-torta-bollera.
Cada uno es lo que es... Y con eso basta (Y a veces cómo cuesta ser lo que uno es).
Por sobre todas las cosas... seguí haciendo (y siendo) lo que sientas (con el corazón, especialmente). Nadie puede hacer, ni decidir, ni sentir esto por vos. Mucha suerte !!! Y espero seguir leyendo sobre tu historia de amor.
Ro

Libreta de flores dijo...

¿y cómo sigue? ¿cómo, eh????