viernes, 17 de octubre de 2008

¿Qué voy a hacer con tanto cielo para mi?

Para hacer bien mi tarea continué frecuentando estos sitios, plagados de banderas de colores, laberintos y túneles (lugares oscuros para tener sexo de una noche). Bajé todas las temporadas de “The L Word”, una serie warneriana que cuenta la historia de amor y sexo salvaje de un grupo de lesbianas de Los Ángeles. No pude dejar de identificarme con Jenny, una "hetero" que se enamora de una mujer, marcando el punto decisivo en que su vida gira 180 grados.
Sin embargo descubrí un aspecto interesante de mi nueva... orientación (o aventura). No me sentía atraída por ninguna otra mujer; no quería ni amor ni sexo con nadie que no sea M. Sólo ella desordenaba mi mundo.

Ese día fuimos a una gay-disco en la Rivadavia. Un día para compartir con toda la comunidad, el día del amigo. Sabía que ella iba a estar en ese antro de perdición. Esa tarde había tenido la desgracia de recibir un mensaje que especificaba sus ganas de verme a la noche. Desgracia porque intensificaba mis deseos de fundirnos desnudas en un colchón, y eso me asustaba, tanto que intentaba reprimirlo, inútilmente.
Llegó muy tarde. Una hora antes de que prendan las luces y pongan música lenta para corrernos. Fue una hora llena de intimidaciones, preocupación e incertidumbre. Era la primera vez que la veía después del primer encuentro, de las interminables charlas nocturnas, los mensajes y la locura contenida durante tres semanas.

Recuerdo nítidamente su buzo verde, más verde que sus ojos, pero no tan profundos. Me agarró de la mano y me hizo sentir un cosquilleo de adolescente enamorada que me dejó irremediablemente perdida y echada a sus deseos.
Cumplimos el protocolo de presentarnos a nuestros respectivos amigos. Ella cumplió el protocolo de invitarme a su casa después de que la joda terminó. Hice que creyera que lo estaba pensado, que dudaba, pero en realidad, no podía encontrar una sola cosa en el mundo que deseara más que pasar el resto de la noche en su casa. Me olvidé del protocolo y le dije que sí

Cuando abrió la puerta y me dejó pasar supe que esa noche iba a ser decisiva. Que iba a lograr que en la siguiente se me haga imposible conciliar el sueño.

5 comentarios:

Notengo dijo...

ayyyyyy... qué tensión!!!

Milecy dijo...

ahhhhh nooooo, no podes cortar el relato de esa manera!!!!!

Anónimo dijo...

la verdad q nunk pense q en iba a tener la dicha de poder leer esto... esta hermosa historia de nsotras!!!!
....
PERDON...
....
tu M

Sandra dijo...

Me ha encantado tu blog, así que te agrego. Me seguiré pasando por aquí :)

Un fuerte abrazo.

P.D: Me alegro que te haya gustado mi historia ^^

Capitan de su calle dijo...

wow...que amor...
cuanto deseo.

al final de cuentas, es posible que algo asi le pasara a ella tambien no?

besos